Y aquí estás otra vez, maldito hijo de puta
en una foto de Gainsbourg
en el sabor del tinto con casera, en el olor de la sidra
en el messenger de Ebuddy
en mi embriaguez
en Carmen
en una cámara de fotos
en mi habitación, que nunca has pisado
en Cortázar
(que, por supuesto, volvió a aparecer)
en un ser o no ser que mejor no ser nada
en el cielo
en el agua sucia del río
en los amaneceres que comparto con tu recuerdo, desde mi tejado
en las piedras de un camino
en garabatos por un bolígrafo de a saber qué publicidad
y en mi letra desgarbada, como la tuya
y en mis lágrimas que se pegan al papel pero que no se pueden mostrar
en mis labios resecos
en unas palabras sin dueño
y en unas ganas de dejar de quererte para poder recuperarte.
Hay un trocito de tí hasta en los espacios que dejo en blanco
(me enseñaste, sin saberlo, a marcar un ritmo).
Tenía ganas de emborracharme contigo de ese vino y hacer el amor.
Ahora no sé si follarte como la salvaje que no conociste
clavarte las uñas, hacerte sangre,
o abrazarte como la romántica que (también) soy, acariciarte la cara
y llenarte el oído de lo bien que hueles, de la luz del sol,
de todo lo empalagoso que se me ocurra.
Ahora entiendo a Baudelaire: "Emborrachaos.
De vino, de poesía o de virtud"
Añado "de belleza" y sé que me entenderás.
De tí. En definitiva, por desgracia. De tí.

Cariño mio, la vida esta llena de momentos de los que debes aprender. Y entre otras cosas, aprender a olvidarlos.
ResponderEliminarSé que no es fácil lo que te pido, pero no puedes permitir que ciertos hechos te dejen sin aliento, sin ganas de seguir con tu maravilloso día a día, sin esa bella sonrisa que contagias a los demás.
Recuerda a Paco, recuerda a Nietzsche, DISFRUTA, disfruta el momento, SE FELIZ. ¿Qué otra cosa sino puede importar en esta vida?
Te quiero mon amour.